La polifacética actriz Natalia Millán, protagonista de ‘Chicago’, ‘Cabaret’ y ‘El internado’, afronta ahora uno de los retos más grandes de su carrera. Sola en el escenario ante un ataúd se pone en la piel de la clasista y despechada viuda de Cinco Horas con Mario. Un intenso monólogo de gran carga emocional que interpreta con «pasión» y «respeto» por Delibes.
¿Qué es lo que más le atrae de la obra de Delibes?
Es un papelón. Yo creo que esto como actriz te obliga a un esfuerzo y a una profundización muy grande. Un papel del que aprendes y te afianza como actriz.
¿Y lo que más le gusta del personaje de Carmen Sotillo?
Yo destacaría lo maravillosamente escrito que está. Delibes, que voy a decir yo que no sepamos todos, es una de las grandes figuras de nuestra literatura. Es muy curioso porque para teatro él no escribió y sin embargo, sus obras son perfectamente adaptables. Casi sin tocarlas pueden interpretarse en un escenario, en un plato o delante de una cámara. Escribe con sonido; suenan las palabras sobre el papel y además, el texto está lleno de imágenes. Yo siento en el escenario, lejos de estar sola, que estoy acompañada de todos aquellos personajes que convoco y esto es gracias al verbo de Delibes.
Lola Herrera ha interpretado durante mucho tiempo este papel de viuda. Ahora la heroína de de Delibes del siglo XXI es Natalia Millán, ¿cómo afronta sustituir a una gran actriz con un personaje como éste?
Es un absoluto privilegio. Lola es una de nuestras grandes actrices y una grandísima persona. En los dos sentidos es maravillosa. Para mi es un honor y yo creo que es un estímulo.
¿Se lo plantea como un reto? ¿Teme la comparación?
En ningún momento me lo he planteado en términos de competición porque sería una tontería, sería una perdedora clarísima. Ella ha hecho ese personaje durante muchísimo tiempo con todos los éxitos y la gloria, pero ello no le resta ni una pizca de ilusión a mi trabajo. Es verdad que Cinco horas con Mario es tan nuestro y Lola es tan nuestra también y el personaje tan de ella, que es un caso singular. No me asusta, me da un poquito de vértigo.
Se trata de un monólogo que pone de manifiesto frustraciones, fantasía, sueños y deseos no solo de esa mujer sino de una generación de féminas. ¿Qué podemos aprender de la protagonista?
Carmen Sotillo es la representante de toda aquella generación que había recibido una mala educación. Y eso las limitaba mucho como mujeres. Esto nos tiene que hacer darnos cuenta de lo mucho que ha evolucionado la mujer en nuestro país en estos cuarenta años. Y aunque todavía nos quedan muchas cosas por conquistar, somos muy afortunadas de vivir en este momento.
El mundo que interpreta, ¿guarda semejanzas con el momento actual?
Es un retrato de aquella sociedad que es la que nuestros padres y abuelos. Aunque nos parezca marciana, hay algunos aspectos que no nos pillan tan de lejos más allá de todo lo que tiene que ver con pareja y las relaciones que en eso si que somos bastante parecidos y serán los del siglo siguiente. Me parece que sus sentimientos clasistas y racistas están muy presentes en nuestra sociedad y te contagian sin avisar.
¿Es un texto complicado? ¿Uno de los más difíciles de su vida interpretativa?
Aprendérselo es un auténtico infierno. Lo tuve que aprender mientras estaba representando Chicago y al mismo tiempo trabajando en el internado. Tuve que arañar horas de sueño, familia y de todo para poderlo aprender. Por otro lado, el personaje es complicado. Aunque es una mujer aparentemente simple, es complejo porque ella es poco conciente de todo lo que le pasa. Y también fue difícil entender esa mentalidad.
¿Le gustan los papeles con gran carga y fuerza emocional?
Es un gran reto. Pero todos los personajes son unos retos siempre. Meterse en la piel de otro que no eres tú siempre es un reto, pero éste es muy grande, indudablemente.
Siente pasión por Delibes desde joven, ¿llegó a conocerle?
No, me habría encantado. Me apasiona su literatura y tengo entendido que era una persona maravillosa, cercana, bondadosa y generosa. Me conformo de poder tener este testo y hacerlo mío durante un tiempo.
Si hubiese tenido la oportunidad de coincidir con él, ¿qué le hubiese dicho?
Cinco horas hubiesen sido poco. Muchísimas cosas. Seguramente me hubiese quedado boquiabierta antes de que el hablara (risas).
Esta obra supone un cambio de registro. Aunque es conocida su versatilidad sobre los escenarios y su capacidad para interpretar personajes de diferente índole como hemos podido ver en su evolución profesional, pasar de un musical como Chicago a un obra tan intimista, ¿cómo se lleva?
Es verdad que el salto entre ‘Chicago’ y ‘Cinco horas con Mario’ es abismal, pero prefiero que sea así, es mucho mejor. Así no hay confusión entre un personaje y otro, partes de cero y es mucho más estimulante.
fuente: Madrid Diario
muy larga la entrevista, y ademas nuevas fotos!