Natalia Millán habla para www.nataliamillan.net

Sus comienzos en el mundo del espectáculo, los personajes a los cuales dio vida en teatro -su primer amor- en televisión y en cine, su visión de la profesión de actriz, un lado de ella que nadie conoce…
Descubre los pensamientos, las pasiones, los sueños y los miedos de esta grande artista polifacética en una larga entrevista que concedió a www.nataliamillan.net antes del comienzo de una función de «El Mercader de Venecia», en la cual interpreta a Porcia y con la cual está actualmente en el Teatro Infanta Isabel de Madrid.

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Natalia Millán

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¿Cuál fue tu primer trabajo en este mundo? ¿Qué recuerdos tienes de esa experiencia?
Pues la primera vez fue bailando para un programa de televisión. Fue a la vez eso y la primera obra de teatro «My fair lady». Es que no sé cuál fue antes, se me juntaron las dos cosas en un momento pero yo creo que lo primero fue en un programa de televisión con el ballet, pero el primer trabajo para mí importante fue “My fair lady”, el musical.

“El cepo” fue una de tus primeras películas. ¿Cómo fue enfrentarte a la cámara por primera vez?
Es que yo esa película no la he hecho. Está en internet pero yo no sé qué es esa película. Si la he hecho, no me acuerdo (risas), pero yo creo que no… Cuando yo me inscribí en AISGE, que es una asociación que gestiona los derechos de artistas, me dijeron que había una Natalia Millán actriz, entonces sospecho que debe ser su película pero yo no he vuelto a saber de ella. Además yo tengo ganas de verla porque lo que se me ocurre que pudiera ser es que una vez hacía figuración para sacar dinerito para pagarme las clases porque mi padre no quería que me dedicara a esto entonces le engañé durante un tiempo, pero cuando le dejé de engañar tuve que buscarme la vida yo, entonces en una película en que yo hacía figuración de repente yo sé que hice lo que se llama una figuración destacada. Yo era jovencita, mona, tal… entonces era una de las muertas. Me hicieron muchas fotografías de las que tenía la policía y luego me metieron debajo de una mesa, me maquillaron todo y era una cabeza cortada. Entonces no sé si era esa película, pero como verás no tiene la menor importancia (risas). Si es… no sé, yo creo que no he trabajado en esa película, pero si he trabajado, puse la cabeza cortada (risas).

En los programas de Hermida te diste a conocer por el gran público… ¿Qué tal fue esa experiencia?
No, no me di a conocer por el gran público. Fue una colaboración sin mucha importancia, pero eso no dio ni popularidad ni nada. Al revés, fue un trabajo alimenticio para seguir pagándome las clases. Se hacen muchos de esos que tampoco te encantan pero los haces por sacar algo de dinero.

¿Está cierto que de jovencita formabas parte de un grupo de chicas llamadas “Urania”?
Sí y no. No era de chicas, era un grupo de pop y yo era la cantante, pero vamos, hicimos una maqueta y funcionó fatal (risas).

¿Tenías intenciones de empezar como cantante en vez de actriz?
No, no. Yo lo primero que he querido ser siempre ha sido actriz, lo que pasa es que todo lo demás me encanta y lo que pasaba es que mi novio de entonces, que es uno de mis mejores amigos ahora, es músico, Álvaro Peire, y compone, compone muy bien, es muy buen compositor, y además entonces eramos muy jovencitos los dos y probamos. Estábamos en casa discutiendo y componíamos canciones (risas). Pero había cosas divertidas, ¡eh!… Había canciones divertidas, pero bueno, no sé, simplemente no funcionó.

¿Guardas algún disco o alguna maqueta?
No sé, algo debo tener por ahí grabado pero no sé ni donde. El otro día lo hablaba con mi hija y dije “Si la encuentro la maqueta y la escuchamos…”, pero no la encontré.

¿La vanidad ayuda o perjudica en tu trabajo?
Yo creo que perjudica, pero está ahí, es un enemigo que está ahí al lado todo el rato y es muy fácil que el ego engorde. Entonces por ejemplo vosotras estáis tan atentas conmigo, me esperáis para la salida, la entrada, regalos, admiración y yo de pronto me puedo creer que estoy por encima y no, no es así… simplemente expongo mi trabajo. Ese es el peor enemigo de un actor… cuando crees que ya estás por encima y lo sabes todo, eso es lo peor. Si hay un punto que eso yo creo que ya los muy grandes lo saben usar es que a veces necesitas concentración, soledad y relajación, entonces por ejemplo cuando nos hablan de los actores americanos que tienen su roulotte para ellos solos y tal, entonces dijimos que son las grandes estrellas y no. Lo que pasa es que son muy inteligentes porque un actor necesita concentración y estar solo antes, entonces hay veces que se ve como una cosa de “Oh, la estrella, la limusina”… sí, pero es que los productores americanos son muy listos: déjalos tranquilos, que estén concentrados… Tienes que pensar en muchas cosas, tienes que inventarte muchas cosas, no puedes estar pensando en lo de fuera y cuando llega el “acción” el actor está con su película, metido en su cuento.

¿Y a ti te gustaría trabajar en Hollywood?
Hombre, yo creo que a cualquier actor le encantaría estar ahí porque estoy segura de que ahí es más fácil porque lo hacen muy bien. Tienen todos los medios, todo el conocimiento, entonces ahí seguro que es mucho más fácil, además tengo entendido que tienes a tu coach personal que habla con el director y hasta que tu coach personal no está de acuerdo con la toma, el director no la puede dar por válida, entonces todo es más fácil porque todo está más a tu favor. Entonces sí, me gustaría, pero nunca ha sido un objetivo irme a Estados Unidos ni triunfar, no. Igual en otro momento de mi vida ha sido más importante lo profesional, pero vamos, ahora ya hace bastante tiempo que para mí lo más importante es mi vida personal.

Algunos dicen que los actores sois narcisos. ¿De dónde vienen esas ganas de expresaros, de transmitir?
Yo eso me lo he planteado muchas veces porque he tomado la decisión muy pronto. Te preguntas si era un momento maduro de tu vida para tomar una decisión tan importante como es a lo que te vas a dedicar el resto de tu vida. Hay también actores que tienen una vocación más tardía o que toman la decisión más tarde, pero normalmente es una decisión que se toma muy pronto y entonces a veces me pregunto si no habría algo de esa inmadurez de la adolescencia que uno está buscando, que necesitas sentirte el centro… no sé, puede que hubiera algo de eso, puede que en algunos casos esté. Lo que pasa es que luego tienes que madurar y saber que es un oficio. Yo hoy por hoy lo considero más una artesanía que otra cosa. Y, sí, esa necesidad de comunicación también: es muy común la timidez en los actores, lo sabemos todos. Entonces a veces he pensado que quizá esa dificultad para comunicar delante de la gente y esa imposibilidad es lo que te hace buscarlo de otra forma, escondido detrás de una máscara, detrás de unas palabras que te prestan… puede que hay algo de eso, pero no quiero entrar yo en psicología.

¿Hay muchos actores que sois tímidos?
Hay muchos, hay muchos. Yo nos los he contado, no tengo las estadísticas, pero hay muchos.
Entonces hay personas tímidas, que quieren ser actores, que tienen un poco esa vergüenza a hablar en público y lo consiguen así…
Esto es una cosa que sé que está estudiada: los niños tímidos e introvertidos, con problemas de vergüenza, en las obras de teatro son los que mejor funcionan. Y el niño por lo general que así más suelto, luego en el escenario… Muchas veces nos mueven las carencias, buscamos lo que no tenemos.

¿Cuál dirías que es tu punto fuerte como actriz?
No sé, lo tendría que pensar (piensa en la respuesta)… Yo lo puedo pensar desde mí, de dentro, lo que a mí me da fuerza… de fuera siempre es un poco diferente. Yo siento mucho respeto por mi trabajo y siempre intento tener un compromiso profundo con lo que hago entonces cuando lo consigues, a veces no lo tienes y tienes que hacer como que te pasa algo, pero normalmente cuando consigues ese compromiso, ese estar centrado en lo que estás haciendo, entonces es cuando tienes esa fuerza. No siempre viene porque en realidad es una cuestión de compromiso con lo que haces, de concentración, de respeto por lo que haces. Precisamente ni vanidad, ni no sé qué, ni tal…

¿Cuál fue el peor momento de tu carrera profesional? ¿Y el más gratificante?
¿El peor? Antes los peores momentos mi mente hace “click” y los borra (risas). Pero vamos a ver, ¿el peor?… no lo sé porque incluso de los trabajos que son menos gratos, siempre aprendes cosas. Es que no me salen momentos concretos, algún día que pasara algo que fuera muy terrible. Pero la verdad es que no lo sé… es que creo que siempre se aprende y tampoco sé decir cual es el más grato. Tiene que estar pero tampoco lo tengo ahí en la agenda apuntado (risas).

Con el paso de los años, ¿en qué ha cambiado tu punto de vista sobre la profesión de actor?
Pues es un poco lo que he dicho antes… yo lo considero un trabajo de artesanía, un bordado que vas haciendo puntada a puntada, despacito. Y es lo más importante ese ir haciendo bien las cosas puntada a puntada… No sé si en ese momento de adolescente si me llamaba la atención esa otra cosa de la fama. Creo que nunca fue eso lo que me llamaba la atención, de hecho yo solo hice teatro al principio, excepto alguna cosa esporádica de lo que hablaba antes, pero yo solo hacía teatro y solo quería hacer teatro y el teatro no da fama. Puede que de gloria, una gloria reducida, pero fama desde luego no y fue por cuestiones prácticas que yo empecé a hacer televisión. Entonces yo no sé… siempre está ahí ese peligro de volverte un poco tonto, pero nunca fue lo que a mí me llamaba la atención, de hecho, como persona tímida, a mí la fama no me encaja del todo bien.

“Mi último verano con Marian” fue un trabajo diferente porque grabasteis en un barco. ¿Cuáles fueron las dificultades mayores?
Yo creo que ese ha sido de los peores momentos ahora que se menciona. Yo creo que nunca debería haber hecho esa película porque yo me mareo no en los barcos, ¡yo me mareo en un columpio! Yo me mareo con un videojuego, con la película de Harry Potter… eso por un lado. El mar me aterroriza. Me encanta, me gusta mucho nadar, pero en una piscina calentita. El mar me da mucho miedo porque yo soy de la generación de niños traumatizados por la película “Tiburón”. Yo me meto en el mar y me imagino mis piernecitas y “chopa, chopa, chopa…” (con los dedos imita el movimiento de sus piernas), entonces fue horrible. Además era septiembre-octubre con lo cual el agua estaba fría y yo soy muy friolera, entonces era todo en contra: me mareaba muchísimo, tomaba pastillas para el mareo que lo que hacían era que me secaban la boca y casi no podía hablar. Tenía una inseguridad tremenda porque no podía hablar bien, entonces creo que es de los rodajes que peor lo he pasado en mi vida (risas). Yo no podía ni hablar entonces ya no estaba concentrada en mi trabajo y pensaba “Dios mío, lo voy a hacer mal” y no sé qué, y el mareo, y el frío, y el agua… todo horrible. Horrible (risas).

Entonces ya has contestado a la pregunta de antes.
Ya he contestado a la de antes. Claro, claro (risas)

Y hablando de agua… ¿qué tal fue grabar la escena del lago de “El internado”?
Tampoco me gustó. Con el agua no tengo una relación muy buena (risas), entonces sí que me dio un poco de rabia que luego siempre pasa: para grabar treinta segundos, estás un montón de horas. A eso estoy acostumbrada, pero esto como fue especialmente fuerte, cuando estaba esperando ver el capítulo, cuando llegó dije “¿Ya? ¡Tanto sufrimiento!…” el traje de neopreno, el agua metiéndoseme por aquí, el barro… Me quemé, porque además el sol me quema mucho, y luego ya está (risas). Todo el día ahí metidos y además yo tenía la “Gala de la danza” que presentábamos Manuel Bandera y yo. Pues teníamos que haber bailado los dos ahí, pero los dos estábamos grabando y llegamos los dos tarde, nos estaban esperando y ya no daba tiempo entonces nada más lo presentamos, leímos el manifiesto y nada más… pero quiero decir: todo el día desde temprano para hacer aquello, no llegué a lo de la gala y luego… ya está (risas). Pero a mí esas escenas fuertes, de acción, cuando pasa algo gordo, claro, está muy bien y además es más fácil incluso. Esas cosas más extremas son más fáciles de hacer, necesitas más energía pero son más fáciles de hacer que una cosa cotidiana. Eso es más difícil que una cosa más extremada porque ahí sí que la concentración es muy grande, no tienes tiempo de pensar en otras cosas.

¿Cómo llegó el papel de Elsa a tus manos?
No me acuerdo bien, pero creo que fue una llamada por teléfono de Luis San Narciso que, como ya con la productora he trabajado un par de veces más en “Un paso adelante” y “Policías” y entonces… pues nada, así (sonríe).

Por fin Elsa se rebeló a la violencia física y verbal de su pareja Jacques Noiret. Ése es un ejemplo a seguir para todas las mujeres victimas de abusos. ¿Estuviste orgullosa como mujer de interpretar esa escena y dar un mensaje tan importante?
Sí, lo que pasa es que tenía un poquito de miedo porque es un tema que siempre hay que tratar muy muy bien, con mucho cuidado porque nadie estamos ahí dentro, no sabemos como son las cosas y entonces por supuesto hay que denunciarlo siempre, pero no aprovecharse, no utilizarlo como recurso de ficción, entonces me daba un poquito de miedo… me alegré de que fuera breve eso, que tenía miedo de haberme quedado mucho tiempo como mujer maltratada y no haberlo contado bien. Entonces me alegré de que fuera poquito, una torta y ya me rebelé (risas).

Algunas veces te vimos como presentadora en programas de televisión. ¿Volverías a repetir la experiencia?
Nunca digas nunca jamás. No se puede saber lo que puede pasar. No es lo mío ni me gusta… no lo sé, no puedes decir que no vas a hacer una cosa nunca porque no se sabe, pero en principio no es lo que me gusta ni soy presentadora, yo siempre lo he dicho: un actor es un actor y un presentador es un presentador. Habrá casos en los que puedan ser las dos cosas pero yo no soy presentadora, yo soy actriz. En principio diría que no lo buscaría pero yo que sé que puede pasar en la vida, madre mía, puede pasar de todo…

“Sangre de mayo”. Trabajaste en una gran producción dirigida por José Luis Garci… ¿Cómo conseguiste el papel? ¿Pensaron directamente en ti o te presentaste a algún casting?
No, me llamaron directamente. José Luis Garci normalmente trabaja así: busca a la gente, además muchas veces ve televisión, que siempre hay muchos prejuicios sobre la gente de televisión en cine y él muchas veces les coge a actores por trabajos de televisión. A mí me dijo que me había visto en “Un paso adelante”, pero no estoy segura la verdad, y me llamaron, leí el guión y me encantó, me pareció maravilloso, el personaje me encantó también y nada… ya está. La verdad es que luego cambiaron un poco el personaje. El de la obra de Perez Galdós era maravilloso pero en el cine hay que reducir. En el libro se llama Amaranta… Amaranta, creo, sí, es que tengo muy mala memoria… y era maravilloso el personaje y además había después una vuelta de argumento maravillosa, había un bucle ahí maravilloso porque en realidad Amaranta es la madre de la novia del protagonista. Una madre adolescente, tuvo una niña, la dejaron por ahí, nadie supo nada, era un misterio y en realidad era la madre de Inés pero en la película no se entiende, en la película se queda con lo más superficial del personaje. Y además estaba la versión para cine y luego otra más larga para la tele que iban a hacer cuatro episodios y ahí había escenas que no están en la película y se entendía un poco mejor, porque en la primera versión la pobre Anastasia no se entiende porque dice las cosas. Hay cosas muy bonitas que dice por cosas que ha dicho anteriormente y en la película eso no se ve. Dice de pronto una cosa y te preguntas por qué ahora dice que le gustaría haber nadado y es porque hay una escena que han hablado y no sé qué… La verdad es que la película fue fallida, no salió bien. Ese tipo de películas de producciones tan grandes hay que dominarlas y Garci es un maestro, un erudito del cine, un sabio, pero quizá el tipo de películas que él ha hecho siempre ha sido otro tipo de películas más lentas. Bueno, ese es le ritmo de él… una película de guerra y historia yendo tan lento se cae y sus películas suelen ser de cosas pequeñas, de dos personajes que hablan, la atmósfera, los pajaritos… son más así, entonces yo creo que ese lenguaje no es el que él domina. Él adora el cine clásico, entonces hace muchos homenajes al cine clásico, que en otro tipo de película más de pensar, pues puede estar bien. En esta era un poco lento.

Ahora estás con “El mercader de Venecia”, interpretando a Porcia. ¿Te resultó difícil ponerte en la piel de una mujer de otros tiempos?
Es que no somos tan distintos, es que cinco siglos tampoco es tanto. El ser humano no ha cambiado tanto. Ha cambiado lo de fuera, muchas cosas han cambiado pero los sentimientos, las emociones, las cosas fundamentales son las mismas. Y además es que me meto en la piel de este personaje de la mano de don William Shakespeare y lo pone tan fácil… lo difícil es el respeto que da, ya lo he dicho en otras entrevistas pues es como lo pienso y lo siento, lo difícil es el miedo a hacerlo mal porque es un sacrilegio, es un pecado hacerlo mal con Shakespeare, pero es mucho más fácil interpretar un personaje escrito como este, como cualquier otro de Shakespeare, que un personaje de la tele, que puede haber guionistas geniales pero no tienen tiempo, va todo muy rápido y entonces esto es maravilloso de verdad. Lo único que quieres es no estropearlo, por Dios, no lo quiero estropear. Que llegue puro sin interferencias, es lo único que quieres y es más fácil.

Un lado de ti que nadie conoce: ¿cómo eras de pequeña? ¿Traviesa, buena…?
Era buena. De adolescente fui muy mala, pobrecita mi mamá (risas), pero de pequeña era buena, sí, buena estudiante y muy tímida, terriblemente tímida. Me acuerdo de todas las mañanas cuando me llevaba mi madre al autocar para ir al colegio siempre había un señor, muy agradable además, muy educado, que estaba esperando a otro señor que iban juntos al trabajo y él estaba en el portal esperando y a la misma hora todos los días salíamos del ascensor y en el ascensor mi madre: “Saluda al señor no sé cuantos. Por favor dile buenos días”. Y era un suplicio todas las mañanas de mi vida y llegamos por delante y no podía decir buenos días. Y mi madre: “Natalia, di buenos días” y yo roja. No podía decirlo, no podía (risas)… Y por ejemplo cuando hacemos entrevistas prefiero la radio a la tele mil veces porque cuando no te ven estás más relajado.

¿Tienes algún sueño aun por realizar?
Muchísimos… no me sale ninguno ahora (risas)… muchos viajes, tantos sitios…

¿Y como actriz?
Como actriz me dejo sorprender porque como van surgiendo cosas tan maravillosas… Yo nunca había deseado que iba a hacer Porcia y de pronto ahora es lo más bonito que me he encontrado como actriz entonces me dejo sorprender. Hay una cosa ahora muy bonita que está ahí gestándose, pero todavía no puedo hablar. Hay una cosa que puede ser de verdad… haciendo eso puedo retirarme, ya lo veremos. Si hago esto, si esto sale bien, si no vuelvo a trabajar nunca más no pasa nada, todo está bien. Y no lo he buscado, ha venido.

Algunos famosos se quejan por no tener vida privada y al mismo tiempo siempre están en fiestas y eventos mundanos. Tú nunca apareces en ninguna revista de corazón y eres una actriz apreciada que trabaja mucho…
Pienso que hay mucha confusión, pero no en los actores, creo que en todo el mundo. Por ejemplo, yo estoy absolutamente en contra de vender tu intimidad, me parece algo horrible. Es lo que decía antes, no sé, uno nunca sabe lo que va a pasar en su vida y las cosas que va a tener que hacer y, no sé, habrá gente que tenga motivos muy importantes para hacerlo o porque les gusta pero quiero decir que en principio es algo que a mí no me gusta, pero creo que el hecho de que una persona venda en un momento dado un momento de su intimidad no da derecho a los demás para ya venderlo todo. Entonces hay una confusión ahora entre libertad de expresión, libertad de información y la intimidad de la gente… Si una señora se deje fotografiar en bañador o desnuda o no sé qué en una revista, no da derecho a nadie para que después si está en la playa la están sacando. No hay derecho. Sí, es que está en un sitio público pero no es un momento público, es un momento de su vida privada. Entonces creo que ahí hay mucho lío y luego también otra cosa que no lo hace fácil es que ahora todos tenemos las cámaras y que en cualquier momento de tu vida privada de repente te la pueden inmortalizar, entonces es un momento complicado, creo que falta respeto en general, la sociedad está carente de respeto en general hacia todo. No hay respeto por algunas cosas que deberíamos respetar fundamentalmente y otra cosa que digo muchas veces, pero es verdad: cuando yo era pequeña y con la pandilla de niños donde jugábamos veíamos a una señora que miraba, estas que siempre que hay que ven por la cortina, entonces decíamos “¡Una cotilla!…Ala, ¡es una cotilla!” y era muy feo. Hoy es una profesión ser cotilla, es un oficio, entonces creo que estamos confundidos, está la sociedad confundiéndose con eso. Hay cosas que no tienen que interesar a nadie y si te interesan está mal, pero por lo menos disimula (risas).

¿Y a ti te costó mucho mantenerte lejos de todo eso?
No, no ha sido complicado. Me llevé un par de disgustos, dos o tres veces, cuando en “El Súper”, que era lo primero que hacía en televisión y tal y venían a hacer entrevistas y yo siempre decía que no quería hablar de mis cosas personales y que creía que no era necesario y la gente alrededor me decía que me venía bien así me hacía popular, pero yo no quería. Entonces lo que pasa es que yo sí he notado que ahora hay un poquito más de respeto porque ya me conocen un poco, pero al principio no te respetan nada. Además hablar de mi vida privada no sirve de nada, solo para estimular el morbo. No me va a dar trabajo hablar de mi vida privada, ni me gusta, ni nada entonces ya es no. No sé… siempre tienes la duda si a lo mejor trabajarías más haciendo estas cosas…

Pero bueno, a ti no te hace falta.
Toquemos madera (risas).

¿Eres una mujer que lo organiza todo, o que se toma la vida como viene?
Soy muy caótica y además yo creo que vendrá en parte de un cierto desorden mental (risas), porque yo creo que por un exceso de perfeccionismo haces todo mal (risas) y quieres abarcar tanto que no llegas… Soy muy caótica. Mis compañeros se ríen mucho porque de pronto llego en mi camerino y me rodeo de todo. Yo sé donde está cada cosa, hay una cierta lógica…

¿Qué piensas de algunas tradiciones españolas como la corrida y “el encierro” de los Sanfermines de Pamplona?
Horrible. Me avergüenzo de esta tradición absurda de mi país. Horrible. No encuentro ninguna justificación, ninguna.

En “Regreso a Moira” interpretaste a una mujer marginada y matada por la mojigatería. La religión puede ser una salvación, pero a veces puede llevar también a gestos extremos. ¿Cuál es tu opinión sobre el argumento?
Creo que en cualquier cosa de la vida el fundamentalismo es malo. Yo soy muy respetuosa con la fe, no con las instituciones religiosas que no las respeto demasiado, pero la fe personal de cada uno me inspira mucho respeto. Yo no la tengo, pero respeto mucho esa fe y en realidad me gustaría tenerla. Hay seres muy queridos para mí que se han ido y me gustaría creer que están en algún sitio y no simplemente que han desaparecido con el último latido de su corazón. Pero sí es verdad que todas estas ideas pueden ser mal utilizadas y manipuladas. Todas las grandes verdades de la vida, en la religión, en la política… las ideas importantes siempre pueden ser peligrosas, siempre se pueden utilizar para manejar y manipular a los demás. Entonces por ejemplo el miedo que tenemos todos al fundamentalismo islámico… no soy experta para nada, pero cualquier base de cualquier fe religiosa siempre tiene una parte que es maravillosa que es intentar poner orden en las relaciones humanas pero mal utilizado es peligrosísimo.

Preguntas rápidas

Comida favorita…
¿Algo que me guste mucho?… es que depende, no tengo cosas favoritas, lo siento. Puede ser que hoy de repente me apetece comer un trozo de carne y mañana es una manzana lo que me mata y pasado un trozo de chocolate (*).

Y ¿algo que te disgusta?
Las coles de Bruselas.

No saldrías de casa sin…
Sin echarme colonia de violetas y protección solar.

Un sueño reiterado.
Una pesadilla. Es que estoy encerrada en un sitio estrecho y veo la luz y no puedo salir. A veces he pensado que si es un recuerdo del nacimiento, que fue muy difícil, nací de milagro y me quedé ahí atascada, tenía una raya en la cabeza. Esa pesadilla se me repite mucho… hay un pasillo, un hueco de un ascensor, algo así estrechito y veo la luz y no puedo salir. Horrible.

¿Y eres claustrofóbica?
No, no creo. Nunca he sentido esa angustia.

¿Tu miedo más grande?
Que se vayan mis seres queridos, que se vayan para siempre jamás…

Una fobia.
Una que es muy difícil de explicar, que además es heredada porque a mi madre también le pasa: una cosa que tenga muchos agujeros muy juntos me pone muy nerviosa. Por ejemplo un panal de abejas… ese tipo de cosas… un trozo de piel ampliado con los poros. Y las moscas. Las moscas no las resisto.

Un director.
Uno con el que me habría gustado trabajar y no he tenido la suerte: Miguel Narros, un director de teatro maravilloso.

Una película.
“All that jazz” por la cual estoy yo en este oficio. En cuanto la vi, decidí que quería dedicarme a esto.

Un cantante o grupo favorito.
¿Un grupo que me guste? No sé… a ver si ahora aparece.

Tu escritor favorito.
Me gusta mucho el de “Cien años de soledad”… maravilloso… Gabriel García Márquez.

Una ciudad española.
No tengo ciudades favoritas, pero justamente hoy oía en la radio que es el Festival de Olite y es un lugar maravilloso, precioso, es como de cuento. Ese porque lo tengo en la cabeza hoy. Y otro lugar que me parece también mágico es Cadaqués, en Gerona, pero no en verano. Es maravilloso, siempre que no sea ni en julio ni agosto.

Tu cuento favorito.
“El sueño de una noche de verano”

Un dibujo animado.
“La pantera rosa”.

¿Es verdad que te gustan también “Los Simpson”?
Sí sí, me gustan, me encantan. Los descubrí tarde, cuando ya todo el mundo estaba loco y yo era de los que “¿para que se enganchan con esos dibujos?”. Y con Violeta, con mi hija, ya los hemos visto todos porque se repiten, pero es que me encantan.

* después de haber probado un pastel napolitano llamado pastiera, ofrecido a Natalia por el Staff de www.nataliamillan.net, la propia actriz finalmente contestó a la pregunta, declarando que la pastiera es su comida favorita.

25.07.2009

Entrevista elaborada y realizada por Rosaria Gabellone y Chiara Marcolin, con la partecipación y colaboración especial de Ana Mora. Fotografías: Anna Mora. Entrevista exclusiva de www.nataliamillan.net. Sólo se premite la copia exacta del texto, siempre y cuando se cite la fuente.

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