Natalia Millán: «No podemos permitir que nadie nos quite nuestra alegría de vivir»

Natalia Millán

¿Hacemos un trío? Título-pregunta un tanto provocador, más si se tiene en cuenta que, al parecer, se trata de una obra hasta cierto punto autobiográfica…
Bueno, autobiográfica, con algún matiz. Sí es verdad que contamos desde el momento en que nos conocimos Marta Valverde, Alberto Vázquez y yo en una audición para el My fair lady que se hizo en los ochenta, con Alberto Closas y Ángela Carrasco. De modo que contamos un poco lo que ha sido nuestra vida… pro-fe-sio-nal. Y eso nos sirve de pretexto para ir haciendo un recorrido por lo que han sido los musicales en España.

Aquel My fair lady estrenado en 1982 y que, por cierto, dirigió Juan José Alonso Millán. ¿Algún parentesco con usted?
No, no. Es verdad que hubo mucho gente que lo creyó, pero no, no tenía yo antecedentes artísticos…

Si ¿Hacemos un trío? recorre los musicales españoles, ¿cuál es el hilo conductor del argumento?
En realidad, ha resultado un espectáculo bastante original en cuanto a la estructura, sólido. Pero la verdad es que la conexión es la que ya he comentado, ese recorrido por la historia del musical en España. Y creo que se ha hecho una selección muy buena de temas musicales, también es verdad que porque había mucho y muy bueno donde escoger. A través de esas canciones, intentamos hacer al público cómplice de lo que nos pasa por detrás, de lo que sentimos realmente cuando no hay pirotecnia teatral, es decir, lo que sentimos interiormente, por detrás de la máscara. Este es el hilo conductor, aunque también hay algún sketch muy divertido, en el que no somos nosotros mismos, como uno que recuerda los viejos tiempos de la radio.

¿Hacemos un trío? es un musical de pequeño formato, sin duda por las actuales dificultades de producción. Para quien, como usted, ha participado en grandes montajes, (Cabaret, Chicago), ¿esto no es hasta cierto punto frustrante?
No, en absoluto. Es otro concepto, no es posible la comparación. Esta es una producción nuestra, y como somos productores novatos, no podemos pretender montar un musical hipermillonario a la primera de cambio. La calidad no la da la cantidad de dinero que cuesta algo, sino, dentro de la categoría que tiene, el hacerlo bien. Este musical es otra historia, es un juguete teatral del que nos sentimos orgullosísimos, porque está hecho con todo el cuidado, con toda la dedicación, con toda la ilusión…, cosido casi a mano. Y oye, perdona, pero yo tampoco me he jubilado de los grandes musicales… (ríe).

No se trataba de menospreciarlo, sino de poner en la balanza la disparidad de medios…
Sí, desde luego. El hecho de que sea una producción pequeña hace resaltar más nuestro trabajo, facilita mucho la conexión con el público. Sólo tenemos en escena un piano, eso sí, tocado por César Belda, uno de los mejores pianistas del país. No es comparable a esos otros musicales, es más pequeño, pero en absoluto inferior; es, como a mí me gusta llamarlo, un cabaret emocional. Porque hay humor, sí, pero también muchas emociones: nos desnudamos interiormente delante del público…,siempre hasta cierto punto, porque tampoco es un espectáculo trascendente. Uno de nuestros principales objetivos era disfrutar y hacer disfrutar al público en estos tiempos tan difíciles, decir que, pese a la que está cayendo, tenemos que luchar, intentar ser felices, no permitir que nadie nos quite nuestra alegría de vivir, porque nadie tiene derecho a hacernos eso.

Un cabaret que usted simultanea con una obra totalmente distinta, un drama como Cinco horas con Mario, de Delibes…
Claro, y soy felicísima con esta combinación, un drama y un espectáculo divertido, con estos compañeros y además grandísimos amigos como son Marta Valverde y Alberto Vázquez. Me siento privilegiada por poder estar tocando dos palos tan distintos, este ¿Hacemos un trío? y el Cinco horas con Mario, del que tengo que decir que disfruto igual, aunque de manera muy diferente.

Por lo que toca a la televisión, estamos a la espera de dos cosas nuevas: una, la serie Galerías Velvet, de Antena 3. He oído que se estrenará en marzo…
¡Ah, mira, pues se retrasa otra vez! La última noticia que yo tenía era que se estrenaba ahora, en febrero. Es una serie fantástica, con unos decorados fastuosos y un reparto impresionante, y que abarca un espectro de edades muy amplio. Yo creo que le gustará a todo tipo de público, por eso y porque cuenta una historia muy interesante, centrada en unos grandes almacenes, con muchas intrigas de poder y, sobre todo, alrededor de la difícil historia de amor que hay entre los protagonistas, que son Miguel Ángel Silvestre, el heredero de los almacenes, y una costurera, Paula Echevarría. Mi papel es el de la mujer del dueño de los almacenes, que es Tito Valverde, y madrastra de Miguel Ángel Silvestre. Soy una mujer que no quiere perder su cuota de poder y que da un poquito la lata…

O sea, que ahí va de mala…
De mala, sí. Bueno, de mala, pero justificable: ella tiene una hija, fruto del matrimonio con Tito Valverde, hermanastra de Miguel Ángel Silvestre, y claro, ahí se produce un conflicto de intereses y yo defiendo los de mi hija.

También hay otra serie, en esta ocasión de Cuatro: Dreamland.
Sí. Pues mira, si Velvet se estrena en marzo, será curioso, porque quizá coincidirán, va a ser curioso verme en las dos a la vez. Hice primero Dreamland, una colaboración muy divertida. Por motivos muy distintoso a la otra, pero creo que también será una gratísima sorpresa. Es una serie musical, con actores, músicos, cantantes, bailarines… Impresionante, porque son artistas de un nivel que te tira de espaldas. Yo estoy orgullosísima de haber participado. También en este caso hago de mala, pero de una mala muy divertida. Y además tengo que decir que el equipo de estilismo me pone guapísima, a lo Cruella de Vil. Me lo pasé muy bien haciéndola, quizá porque en ella tengo más sensación de teatralidad, y el teatro es en realidad lo que a mí me gusta más hacer.

En Dreamland también hay una clara relación con el cabaret. ¿Qué es para usted el cabaret?
Muchas cosas. Históricamente, fue un espacio de libertad en momentos difíciles…. Pero bueno, para mí es fundamentalmente una película, Cabaret. Fue la película que de pequeña me encendió algo dentro, y el remate vino cuando vi All the jazz, del mismo director, Bob Fosse (yo soy poco mitómana, pero si tengo un mito, es Bob Fosse): Fue al salir del cine fue cuando decidí que, definitivamente, quería dedicarme a esto.

Antes de Cinco horas con Mario y ¿Hacemos un trío?, fue un Shakespeare, El mercader de Venecia. ¿Y después, qué?
Hay un proyecto con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, bajo la dirección de Helena Pimenta, a quien yo le tenía muchísimas ganas desde siempre. Será un montaje que se estrenará en Almagro, Donde hay agravios no hay celos, de Francisco de Rojas Zorrilla. También trabajando con unos compañeros maravillosos, entre ellos, Jesús Noguero, al que admiro mucho y con el que ya trabajé en su día en una función maravillosa, La música, de Marguerite Duras, dirigidos por nuestro maestro común Jorge Eines.

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