“Es fácil vender el morbo, pero los contenidos de calidad atraen a mucha más gente”.

Natalia Millán Web No Oficial - Entrevistas - Es fácil vender el morboLleva inmersa en el mundo del espectáculo desde los 16 años, cuando se subió por primera vez a un escenario, y desde entonces ha hecho de su pasión su profesión. A pesar de ser conocida gracias a personajes por los que el público siente poca empatía, como Elsa en ‘el Internado’, Natalia Millán es una mujer cercana y encantadora. Nos lo demuestra en esta entrevista en exclusiva realizada en el bar Malamaluca.

«Yo soy actriz, pero el punto de partida desde el que empecé a trabajar fueron los musicales, por lo que desde joven intenté formarme en las tres disciplinas. Pero yo a mí misma me defino como actriz.»

Esas tres facetas pudiste desarrollarlas hace unos años en las noches de ‘Cabaret’, interpretando a Sally Bowles. ¿Ha sido éste tu papel más importante?
Puede que haya sido el que más repercusión haya tenido, pero yo no me atrevo a decir que hay un papel más importante que otro. Como en cualquier otra profesión, todos los trabajos que vas desarrollando te van aportando cosas, y creo que el papel más importante es el que desarrollas en cada momento si de verdad estás comprometido con él.

Sin embargo, desde joven soñabas con el rol de Sally Bowles…
Es que es un personaje mítico con el que sueña cualquier artista… Mucha gente ha visto ‘Cabaret’, y aunque no todo el mundo haya visto la obra de teatro sí que conocen la película, por lo que sí que es un personaje muy especial.

Otro papel decisivo en tu carrera fue el de Adela en ‘Un paso adelante’, ¿Se parecía en algo la Escuela de Carmen Arranz a tus años de formación?
La verdad es que no mucho. Las clases que se retrataban en la serie tenían gran parte de espectáculo para atraer a la audiencia, y no tenían mucho que ver con las verdaderas clases de danza, que son mucho más aburridas. Toda la parte técnica no resulta interesante para una serie, pero es imprescindible para aprender a bailar; de hecho, todos los actores que hacíamos de profesores en la serie sentíamos que era un poco contradictorio, puesto que las clases poco se parecían a la realidad. Una clase de baile jamás se hace con la gente ya maquillada, vestida y con la coreografía ya aprendida;, y la serie supuso un antes y un después en las escuelas de artes escénicas, puesto que llegaban muchas niñas queriendo hacer desde el primer día todo lo que habían visto en la tele, y eso es imposible.

Cuando comenzaste en el mundo del espectáculo centraste tu carrera en los escenarios, y no te vimos en televisión hasta después de haber sido madre, ¿tanto influye la maternidad en las decisiones profesionales?
Sí, la maternidad es uno de los hechos más importantes en la vida de una mujer, y hace que cambies de prioridades; no es que ya no des importancia a lo que antes la tenía, sino que de pronto hay algo que se pone por delante de todo. Yo era muy romántica en cuanto a mi oficio hasta ese momento, me encantaba el teatro y era lo único que en lo que quería trabajar, porque las cámaras me dan un poco de miedo, pero en ese momento tuve que asumir la responsabilidad de la familia que estaba formando, por lo que ya no escogía tanto, sino que iba allí donde había trabajo.

Pero imagino que no te arrepientes de esa decisión, ya que la televisión te ha abierto las puertas del cine y de la fama…
No me arrepiento en absoluto. Llevaba muchos años haciendo teatro y no me dieron un papel protagonista hasta que no salí en la tele. Además, también se aprende mucho: lo mejor para un actor es abordar distintos recursos y, aunque al final el trabajo es el mismo, los registros son muy diferentes y el gesto pequeño adquiere mucha importancia en la televisión, mientras que en teatro lo hace la declamación… Así que aprendes a dosificar tus cualidades y al final eso te enriquece. Si tuviera que elegir entre teatro, cine y televisión, sin dudarlo me quedaba con el primero; pero a ser posible me gustaría combinar los tres.

¿Qué tal llevas el ser famosa?
Es reconfortante porque es como el aplauso del público, que tanto llena en el teatro después del espectáculo, y es la forma que tiene el espectador de televisión de aplaudirte. Esto es muy hermoso y lo recibo con agradecimiento; aunque a veces me cohíbe un poco porque soy muy tímida.

Hablemos de la televisión actual, ¿qué opinas de ella?
Creo que está un poquito mejor que hace un tiempo, que yo estaba realmente aterrada por lo que se veía. Ahora hay cierto tipo de programas que, aunque no han desaparecido, parece que van remitiendo. Durante mucho tiempo aspectos tan importantes como el respeto a la honorabilidad y la intimidad de las personas no eran más que simples productos con los que se compraba y se vendía, y eso me parecía algo terrible y que puede hacer mucho daño a los niños que están viendo la tele. Creo que, por fortuna, va desapareciendo un poco esa ‘peste’ y que va habiendo poco a poco espacio para otras cosas, por lo que tengo esperanza de que la televisión siga mejorando.

¿Crees que los audímetros son un impedimento para hacer de la televisión un producto de mayor calidad?
Los audímetros son los que mandan, aunque a veces da la impresión de que no funcionan correctamente, ¿verdad? Pero es lo que hay, y no se si existe otro método para medir la repercusión de los programas. A pesar de esto, yo soy de la opinión de que la televisión es algo que está en todas las casas y se ve, y se emitan programas buenos o malos, la gente los va a ver. Entonces, por la propia ética, tanto de los espectadores como de los responsables de la televisión, deberían existir límites para ciertos contenidos. Yo recuerdo una época en la que en había muchísimos debates televisivos, sobre temas de relevancia como política, economía o cultura, ¡y España se vaciaba! Así que, que no digan que lo malo es lo que vende, porque aunque es más fácil comercializar con el morbo, hay contenidos de gran calidad que también atraen a la mayoría del público.

Y con respecto a tu trabajo, ¿qué fue lo que más te atrajo de ‘El Internado’?
Lo fundamental fue el ver que se atrevían con algo diferente, con una temática distinta. No era repetir el mismo molde de siempre de policías o médicos o adolescentes. La valentía de abordar un tema nuevo en la televisión española me gustó mucho, aunque también me daba un poco de miedo que no fuera a salir bien. Aunque al final ha salido redondo.

¿Conoceremos dentro de poco los secretos de ‘La laguna negra’, o aún quedan más temporadas?
No lo sé, para mí también es un misterio (ríe). Yo sé muy poquito más que el público, aunque puedo decir que, por lo menos, habrá una temporada más aparte de la que se está emitiendo ahora mismo.

Aparte de ‘El Internado’, estás inmersa en otros proyectos, ¿verdad?
Sí, estoy ahora mismo con una función maravillosa, ‘El mercader de Venecia’, y con uno de los personajes más bonitos de los que he hecho, y de los que existen en el mundo del espectáculo: Porcia. No tiene un nombre muy bonito, pero es realmente un papel maravilloso. Estoy en la Compañía de Fernando Conde, haciendo bolos por toda España; hace poco estuvimos en Las Rozas, y en el mes de junio estrenaremos en Madrid, en el Teatro Infanta Isabel.

Para terminar, háblanos de Majadahonda…
Es un lugar que me gusta mucho, y aunque no vivo exactamente aquí, es por donde más me muevo. Me gusta mucho el hecho de que está muy cercano a la naturaleza con muchos espacios al aire libre, a la vez que tiene todas las comodidades de una gran ciudad y una buena oferta cultural. Es una ciudad muy completa.

fuente: Majadahonda Te Vá (junio 2009)

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