Angélica y Armenteros: ¿algo pasajero?

Después de la pelea que Armenteros tuvo con Alejandro, Angélica se preocupa por el Teniente Coronel y decide acudir a su casa para visitarle y asegurarse de que esté bien. Ahí se encuentra con Rocío, la cual no parece estar muy contenta de las miradas que se intercambian su amiga y don Eugenio.

Éste último se acercará después a la tienda de Ambrus para invitar al matrimonio a una velada con otros militares, pero Angélica y Viktos rechazan amablemente la invitación. Ella está muy preocupada después de haberle estrechado la mano al torero Pobedita y haber tenido la visión de su muerte. Parece que no es la primera vez que a Angélica le pase algo similar, pero solamente su marido conoce el motivo real de su tristeza. Mientras tanto él sigue muy preocupado por lo que está pasando en Hungría.

Como un gran caballero Don Eugenio le enviará rosas a Angélica para que recupere el buen humor. Otra vez Rocío es presente y se pone muy celosa. Presa por los celos, la directora de ‘Sucesos’ decide que la crónica de Angélica para la revista tiene que ser retirada y encarga a Rubín para que comuique la noticia a su amiga.

Al día siguiente Angélica y Viktor se enteran de que el torero ha quedado herido durante una corrida, pero que está fuera de peligro, por lo cual Angélica se queda más tranquila, gracias también a la ayuda moral de su cariñoso marido.

Lo peor llega cuando de repente se enteran por la radio de que al final El Pobedita muere por circumstancias extrañas y que hasta los médicos no saben por qué ha podido suceder algo tan terrible. La mujer intenta olvidar sus miedos con la ayuda del alcohol, mientras que Viktor intenta disuadirla gritándole, pero por ese preciso motivo tienen una discusión y Angie sale del piso enfadada para poder beber en libertad. Víktor se pasa la noche esperándola, cuando por fin su mujer aparece borracha y acompañada por Jesús, que ha acudido a comisaría porque Angie había sido tomada primero por prostituta y luego por comunista rusa. Jesús está bastante preocupado, pero la pareja no revela el motivo de la embriaguez de Angélica.

Mientras tanto, Julio, el diseñador de la revista ‘Sucesos’, es el encargado para dibujar las viñetas de la crónica de Angélica, los cuales primeros capítulos finalmente se publicarán. Rubín no está muy contento con el trabajo del muchacho y le invita a quedar con Angie para que ella le cuente de Budapest y él pueda mejorar sus viñetas. Los dos quedan en el Café del Teatro Cervantes y por una casualidad, se encuentran ahí también los detectives Bonilla y Perea, que están informados sobre el pasado oscuro de Julio y sus gustos sexuales. Para disimular, el chico intenta ligar con Angélica, que se muestra contraria. Luego la cosa llegará al oido de Rubín que le echará una buena bronca al dibujante, que decide abandonar su trabajo.

Armenteros acude a la tienda de antigüedades para saber cómo están sus vecinos, ya que durante los últimos días han mantenido la tienda cerrada. Viktor aprovecha la situación y le propone a su mujer que lleve al Teniente Coronel a casa para enseñarle unas piezas militares que quieren vender en la tienda. El húngaro parece estar contento de que Angi se vaya sola con Armenteros. Cuando los dos se encuentran solos en casa de ella, ocurre algo que probablemente Viktor había planificado: los dos se dejan llevar por la pasión y terminan en la cama.

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