El Marqués de Balmán intenta ligar con Angélica

Finalmente Víktor convece a su mujer para darle otra oportunidad al Marqués y comprar sus valiosas piezas. Cuando éste se presenta por la tarde en la tienda para disculparse, Angélica levanta la voz exprimiendo todo su disgusto por el trato que recibió por Flora, la hija del noble. La conversación acaba mal y el Marqués deja la tienda, ofendido. Víktor por su parte se enfada con Angélica porque por su culpa han perdido el negocio, entonces la mujer sale a la calle para pedirle perdón al Marqués. Éste entonces, invita a la pareja a cenar para poder hablar del negocio, pero Angélica le dice que para su marido no es muy fácil desplazarse debido a su situación física y por eso irá sola.

Víktor se pone celoso y se pregunta por qué el Marqués haya decidido invitar solamente a Angélica y encima a cenar. Su mujer se hace la disimulada y entiende que está celoso. El anticuario tiene miedo a que su mujer se enamore del Maqués que, además de ser viudo, es un seductor y tiene muchas cualidades que él no tiene, haciendo referencia sobre todo al uso de las piernas. Angélica le tranquiliza: «Nunca te voy a dejar» y le promete que va a volver antes de la medianoche. Él le pide que esa noche se quede en casa, su miedo es demasiado fuerte y no es solamente a que ella le deje por el noble.

Por la madrugada, la mujer acude a El Asturiano borracha y pide ayuda para que se le pase el efecto del alcohol. Marcelino le prepara un brebaje para la ocasión. Al salir del bar, Angélica se encuentra con Héctor que habiéndola visto con el hombre al que está investigando, le pregunta por el Marqués y por el negocio que tienen. La mujer no le quiere contestar y por otro lado le echa en la cara que sabe que su mujer le dejó.

Una vez llegada a casa, encuentra a Víktor dormido en el salón. Se disculpa por no haber mantenido la promesa, pero él está enfadado y finalmente le pide que se quede con él por las noches porque está pasando mucho miedo; tiene pesadillas en las que muertos reaparecen para cerrar cuentas. Se siente culpable por haber hecho cosas para sobrevivir en Hungría y haber perdido el uso de las piernas es el precio que pagó.

Al día después Angélica acude al Café del Teatro con el Marqués, que le ha regalado un maravilloso broche antiguo e intenta ligar con ella. El hombre, además le expresa toda su compasión por la situación de Víktor y ella le deja entender que su marido es hombre muy generoso e inteligente y entiende que ella deba tener su libertad. Luego los dos acuden a la tienda de antigüedades para cerrar el acuerdo con Víktor y el Marqués no deja de flirtear con Angélica, hasta que se levanta y le entra un dolor muy fuerte en la pierna: tiene gota. Los miedos de Víktor en relación al Marqués desaparecen al instante.

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