“El teatro es mi vocación genuina”

NATALIA MILLÁN ES LA MADRASTRA EN ‘VELVET’ Y PRESENTADORA EN ‘HABLE CON ELLAS’. DOS TRABAJOS TAN OPUESTOS COMO APASIONANTES E INTERESANTES PARA LA ACTRIZ.

Es una actriz que ha intentado completar al máximo su formación, que actúa y baila con pasión, y ahora se ha adentrado en un mundo difícil para ella: hacer de presentadora. Es una labor desconocida que le obliga a saltarse todos los protocolos aprendidos para interpretar; debe mirar a cámara cuando habla, e interrumpir para hacerse oír, dos actitudes que el ejercicio de la interpretación no soporta bien. Es una mujer serena pero muy inquieta, a la que le gusta la perfección y lucha por ella en todos los trabajos que hace. Una de sus grandes influencias como actriz fue la película All that jazz, del director Bob Fosse, y desde entonces quiso llevar al teatro otras dos películas suyas: Cabaret y Chicago, un sueño que ha podido hacer realidad a lo largo de su carrera.

Natalia Millán

Velvet, Hable con ellas… está de suerte en el trabajo.
Es cierto que los tiempos están complicados y que durante mucho tiempo me he centrado solamente en un proyecto, pero ahora los actores estamos obligados a hacer varios a la vez. En mi caso no son solo estos dos, Velvet y Hable con ellas, porque tambié estoy haciendo teatro. Tengo una suerte infinita en los tiempos que corren.

Sus apuestas siempre son el teatro y el musical, ¿no?
El teatro en general. Es mi vocación genuina y temprana, aunque estoy muy contenta de poder probar otros campos, como es el caso de Hable con ellas.

No hemos visto nunca a Natalia Millán en un formato como Hable con ellas. ¿Es la primera vez que ejerce como presentadora?
Decir que ejerzo de presentadora
es mucho. Esto es una incursión en un mundo que desconozco, y me siento un poco intrusa. Presentar no es mi oficio, yo soy actriz. Esto es un experimento a otro nivel y estoy muy interesada en aprender cómo se hace, pero soy realmente una novata en esto.

¿Y cómo se siente? ¿Le gusta este nuevo trabajo?
Estoy un poco despistada, más vale que lo diga y lo reconozca porque es una mecánica totalmente distinta a la de actuar. Es absolutamente opuesta y me cuesta, pero me gusta estar para conocer el medio y aprender.

¿No puede actuar ni un poquito?
Pues no. Para un actor hay cosas que son un sacrilegio, como es mirar a una cámara; otro es hablar mientras habla un compañero y, encima, cuando actuamos tenemos el guión escrito. Aquí es todo lo contrario: miras a tu invitado y cuando hablas te tienes que dirigir a la cámara, además hay que buscar el hueco para que te escuchen hablando por encima de otros compañeros.

Vamos, un despiste total para usted lo de ser presentadora de un programa.
Claro, es una mecánica que va totalmente a la contra de la que yo ya tengo incorporada en mi forma hacer como algo instintivo. Es un reto, algo interesante, pero pocas
veces consigo violentar ese instinto que tengo creado en mí y cada programa es un desafío. Y gracias a que tengo
al lado unas compañeras que son unas maravillosas profesionales.

Qué va a decir.
Es que es verdad, las admiro muchísimo porque son capaces de hacer cosas que yo no puedo.

Y además, no callan.
Afortunadamente lo hacen muy bien, tan bien que a veces tengo que hacer verdaderos esfuerzos para no quedarme en espectadora y dedicarme solo a escuchar. Para mí está siendo toda una experiencia.

¿No ha dicho eso de si lo sé no vengo?, ¿no se ha arrepentido?
No, en absoluto, me parece que el resultado es muy digno y que yo no me sienta ducha en el tema no quiere decir que no esté a gusto. Una de las cosas que me encantan en
esta vida es aprender. Sé que es solo es una incursión en un territorio que no es el mío, pero seguro que me va a aportar muchas cosas para mi oficio. Siempre se aprende de observar, de escuchar, y esto me da un aprendizaje para lo mío que es el ser actriz.

¿Qué sensaciones siente cuando está en plató después de las semanas que lleva en el programa?
Muchas. Por ejemplo, no me siento brillante, pero nunca lo pretendí, y siempre supe que era una cosa distinta que yo no sabía hacerla, pero ahí estoy.

Natalia Millán

¿Le sorprendió que le propusieran hacer este tipo de trabajo?
Mucho. De hecho, les dije: Creo que esto no lo sé hacer, pero si aún así queréis contar conmigo, yo estoy dispuesta. Fue una sorpresa, pero estaba claro que si ellos se arriesgaban, yo iba a ir hacia delante.

¿Le gusta arriesgar?
Es bueno hacerlo. Pienso que no hay que moverse solo en el territorio en el que te sientes segura, porque entonces no sales a ninguna parte, aunque solo sea para afianzarte en lo que sabes hacer y sentir cómo te cuestan otras propuestas. Además, arriesgarte sirve para abrir nuevos registros en ti. No me arrepiento para nada.

¿Cuántos años lleva ya en el mundo de la interpretación?
Muchísimos, muchísimos… Cerca de treinta.

¿Y ha sentido muchas decepciones?
Cómo no, no puedes decir que nunca sientes decepciones, porque no es cierto. Nos decepciona hasta el amor de nuestra vida, pero eso no quiere decir que me arrepienta
de nada, y de hecho estoy muy contenta con mi oficio. Las satisfacciones compensan siempre, y con mucho, los momentos difíciles y las decepciones.

¿De dónde le viene a usted la vocación?
No lo sé. En mi familia no hay antecedentes, por lo menos inmediatos. Es verdad que siempre he necesitado buscar formas de expresión, pero no tenía referentes directos que pueda ahora poner como ejemplo.

En una profesión de frecuentes altibajos, esta crisis es un mal añadido.
La verdad es que a los que nos dedicamos a este oficio de interpretar nos pilla ya entrenados, pero ojalá que pase pronto para todos.

¿Ha podido vivir con holgura de su trabajo como actriz?
Pues a veces sí y a veces no. He pasado momentos difíciles, complicados, pero yo tengo una vocación muy clara y he insistido mucho. Una de las cualidades principales para
poder vivir de esto es la perseverancia que debe ir mucho más allá del éxito o del fracaso. El éxito es muy bonito, te da muchas alegrías y energía, pero de los fracasos, en este oficio y en cualquier apartado de la vida, es de donde uno realmente aprende. Los humanos somos así de extraños.

Tiene formación de danza, ¿no le tentaba más ser bailarina que actriz?
Sí, aunque mi vocación primera fue la de actriz, y fue una decisión muy precoz. Sucede que quería ser una actriz completa y por eso me quería formar de una manera integral en las diferentes disciplinas escénicas, y durante muchos años la danza me enganchó muchísimo. Una película que me influyó mucho en que me gustara tanto la danza
fue All that jazz.

Y hacer Cabaret en teatro musical fue su gran sueño.
Cabaret fue un reto, pero sobre todo un sueño cumplido. La película la dirigió Bob Fosse, un gran actor y un gran director, que también estuvo al frente de All that jazz. También me encanta Chicago, y cuando la hice en teatro fue como cerrar un círculo maravilloso. Pero tuve, y aún tengo, otros retos muy gordos.

¿Por ejemplo?
Cinco horas con Mario fue un reto extraordinario. Es que en realidad este oficio es una sucesión de retos. Siempre que empiezas un nuevo proyecto es un salto al vacío, es
desafío tras desafío. Lo mismo me sucede con Hable con ellas, porque parto de un desconocimiento absoluto.

¿Seguirá sus pasos su hija?
Seguirá los suyos, que es lo que tenemos que hacer los humanos: disponer de nuestros propios caminos. No va a ser actriz, pero es una mujer muy creativa.

fuente: ON, revista de estilo, ocio y televisión

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