Natalia Millán afronta con satisfacción la última temporada de El Internado (Antena 3), que comenzó a emitirse esta semana con el mismo buen nivel de audiencia cosechado por esta ficción de Globomedia en sus anteriores entregas. Así, el primer capítulo lideró el prime time del miércoles con casi tres millones de espectadores y un 17,8% de cuota de pantalla. La actriz, que interpreta a Elsa, la directora de la Laguna Negra, cree que las cadenas deberían apostar por más productos como este en el futuro.
¿Cómo afronta esta última temporada?
Al igual que los telespectadores, con muchas ganas de conocer la explicación a tantos misterios.
¿Ni siquiera los actores conocen el final?
Qué va, vamos a hacer hasta el capítulo 75 y no hemos llegado al 70; hasta ahí sabemos.
Pero la cosa se pone fea.
Sí, es tremendo, ya solo falta que nos invadan los extraterrestres. Estamos absolutamente rodeados por alambre de espino, sometidos a una cuarentena por el ejército para evitar que se propague un mortífero virus. Lo más sorprendente de la serie es que aunque creas que no te van a sorprender más, los guionistas lo siguen haciendo, incluso a nosotros. Además, han ido dando explicación a todas las cosas que parecía que no tenían ninguna conexión. Por eso tenemos muchas ganas todos de conocer esa explicación final.
¿Qué opina que vaya a haber un final prefijado?
Me parece muy bien; eso va en favor de la serie. Lo otro habría sido estirar el chicle y sacarle todo el rendimiento posible pero luego haber precipitado un final chapucero. La serie se lo merece.
¿Cómo vive el éxito de El Internado’?
Con mucha alegría. Cuando empezamos había muchas dudas por parte de la prensa, pero yo ya me sentía bien por estar en un proyecto que no se parecía a ninguno de los anteriores. Eso, unido a que le haya acompañado el éxito, habla sobre todo en favor de los espectadores, a los que a veces subestimamos, y luego en favor de la gente que se atreve a arriesgar con algo nuevo. De hecho, repetir fórmulas no es garantía de éxito.
¿Cuál es la clave del buen funcionamiento de la serie?
Creo que es un compendio de cosas. Primero, la sorpresa de escoger un tema diferente; después, el hecho de abarcar un espectro amplio de espectadores, ya que entre los personajes hay niños y mayores, un poco para todos los gustos, eso también acapara más público. Y luego también es clave que la serie tenga una factura impecable y una estética un poco diferente, con una atmósfera oscura y misteriosa… Es una suma de cosas.
¿Hace falta que las cadenas arriesguen más con productos como éste?
Yo opino que es así como deberían hacerse las cosas; ojalá tuviera ese poder de decisión.
¿Cuáles son sus proyectos de futuro para cuando acabe El Internado’?
Estoy ya en uno maravilloso, que es el musical Chicago, y voy a empezar en teatro en el próximo mes de octubre con Cinco horas con Mario, que es un proyecto muy importante para mí.
¿En qué medio se encuentra más a gusto como actriz?
Mi amor es el teatro. Me gusta también hacer lo demás, porque aunque para mí el trabajo de interpretación es el mismo, tienes que administrar el gesto de forma diferente. Una mirada en la cámara dice muchas cosas, y en el teatro no dice nada, tienes que hacer un gesto muy grande que en televisión es un esperpento. Y luego, vamos a ser realistas, si sales en la tele, te van a ver al teatro. En realidad los actores somos los mismos; lo que pasa es que en la televisión se nos ve más, pero somos actores y estamos donde toca en cada momento.
fuente: Público (05.06.2010)