«Es hora de tomar otro rumbo»

‘Cabaret’. Después de tres años en el Nuevo Teatro Alcalá, el musical entra en su último mes en cartelera. M2 entrevista a sus dos protagonistas, los únicos que se han mantenido todo este tiempo, para reflexionar sobre sus vivencias.

El próximo 16 de julio finalizarán en el Nuevo Teatro Alcalá las funciones de Cabaret, después de tres temporadas que han convertido a este hermoso teatro en una suerte de sala de fiestas con lamparillas en las mesas, orquesta en directo, chicos y chicas de difícil vida fácil y un público entusiasta y agradecido. En una ciudad como Madrid, que aspira a convertirse en una verdadera capital teatral, Cabaret ha supuesto un toque de atención para quienes desdeñan el teatro musical por considerarlo frívolo.

Natalia Millán y Manuel Bandera son los únicos protagonistas que permanecen en el reparto desde el primer día. Ellos son Sally Bowles y Cliff Bradshaw, personajes que en la memorable película de Bob Fosse interpretaban Liza Minnelli y Michael York. El otro gran papel, el del Maestro de Ceremonias que sirviese a Joel Grey para obtener un Oscar, comenzó a encarnarlo Asier Etxeandia y hoy corre a cargo de Armando Pita.

¿Están deseando que llegue el final de Cabaret?
Manuel:
Tanto como desearlo, no. Pero sí creo que es el momento de tomar otro rumbo.
Natalia: Ha sido toda una experiencia, aunque no sé si tendría fuerzas para repetirla. Estoy encantada de haberlo vivido y a veces le comento a Manuel si lloraré el último día. Es mucho tiempo y se forman relaciones muy hondas tanto con las personas como con los personajes. No sé lo que me pasará, porque por un lado hay cansancio, y por otro son tres años de tu vida…
Manuel: Se tiende a pensar que repetir tanto una función te va a llevar a la monotonía o a tirar el papel, pero no es así. Se hace un esfuerzo cada vez más grande para que el papel salga como si fuese la primera vez.
Natalia: Cabaret no se ha mecanizado, y lo achaco a que, a pesar de ser un musical, no es nada frívolo. Es una historia dura y seria, y tal vez por eso hay un nivel de compromiso grande en todos. Tal como está concebido, el espectáculo exige que todo el mundo esté muy vivo.

En estos años se han producido algunas variaciones en el reparto. ¿Cómo afectan los cambios a quienes se quedan?
Manuel: Desde cierto punto de vista es positivo porque es algo nuevo y fresco tener a otro actor. Eso hace que cambie tu relación con el personaje.
Natalia: No puedes predecir lo que va a pasar y es estimulante. Me cuesta cada vez que alguien se va porque le has cogido cariño y me da rabia, pero la otra persona que viene te aporta cosas y te compensa la pérdida.

¿No habéis tenido la tentación de marcharos?
Natalia:
Sí. No voy a presumir de haber tenido miles de ofertas, pero alguna sí ha surgido. Lo he pensado y ha podido el enganche fuerte que tengo con el personaje, a pesar de que éste me ha resultado difícil, complicado y menos gratificante de lo que esperaba en un primer momento.
Manuel: Por circunstancias personales, me han venido muy bien estas tres temporadas con trabajo y horario fijos.
Natalia: Para los actores, que vivimos como vivimos, es un bálsamo y una bendición tener tres años de estabilidad que te permiten organizar tu vida familiar.
Manuel: Hemos cargado pilas para ahora volver a los horarios extraños y los viajes.
Natalia: En un sentido vas descolocado, porque no tienes fiestas ni vacaciones y te marchas a trabajar justo cuando vienen del cole los niños, pues tanto Manuel como yo tenemos hijos de edades parecidas. Pero al menos sabes a qué hora estás en casa.
Manuel: El mío va a cumplir 14 a finales de año, y por lo menos hemos vivido de cerca esa etapa tan difícil que va de niño a adolescente.

Aparte de lo beneficioso que ha sido Cabaret para vuestra vida personal, ¿ha servido para mejoraros como intérpretes?
Natalia:
La última palabra la tendrán otros, pero internamente sí tengo la sensación de haber tenido que profundizar para no poner el piloto automático. Tienes que buscar otros mecanismos para concentrarte, y ha sido un ejercicio diario muy bueno y constructivo.
Manuel: Aparte de luchar contra la teórica rutina y monotonía negativa, para mí había un handicap y es que mi personaje, Cliff, está compartiendo escenario con dos de los personajes más maravillosos que he visto nunca en un musical: el Maestro de Ceremonias y Sally. Tienen numerazos fantásticos y Cliff tiene que estar aguantando el tipo porque te comen a la primera de cambio.
Natalia: Sobre todo el Maestro de Ceremonias, que se lo come todo.

Ojalá hubiese musicales creados en España

A veces se habla de los musicales que se hacen en Madrid como si fuesen franquicias importadas donde a los artistas no se os permite ninguna creatividad.
Natalia:
Esa opinión tiene una parte de verdad, pero pone demasiado peso en las espaldas de los actores. Ojalá siempre pudiéramos escoger las cosas que hacemos. Ojalá hubiese musicales creados en España.
Manuel: Yo no me he sentido una marioneta en Cabaret.
Natalia: Sí es verdad que todo viene muy medido. La idea no se gesta en España sino que viene de fuera.
Manuel: Cuando un actor se incorpora a cualquier proyecto, éste viene acotado por el director. En Cabaret me he sentido como si hubiese montado cualquier función hablada, porque además mi personaje apenas interviene en la parte musical.
Natalia: Yo sí he sentido un poco el corsé, tanto en sentido real como metafórico. Al principio yo habría necesitado más tiempo de ensayo antes de estrenar porque es un montaje muy complicado. Había unos tiempos que cumplir, unos segundos de duración de las escenas y otras cosas que venían muy marcadas. Había mucho rigor para que se respetaran todas las pausas y una supervisión prácticamente diaria. Con el andar de estos tres años, los personajes se han hecho muy de cada uno de nosotros. Sabemos tanto de nuestros personajes que hemos podido aportar nuestra visión.

¿Nunca vinieron Sam Mendes (American Beauty) ni Rob Marshall (Chicago), los directores del montaje en Broadway?
Natalia:
Todos esperábamos la aparición de Sam Mendes, pero el milagro no se produjo. A pesar de que, al parecer, el espectáculo de Madrid lo valoran todos mucho.
Manuel: De hecho, la que se hace en Holanda es una copia de nuestra versión: los decorados, el sistema de sonido…

¿Ya saben qué van a hacer después del 16 de julio?
Manuel:
Yo, sinceramente, no. Buscarme la vida.
Natalia: Lo primero, descansar. Y después, ya se verá.

fuente: El Mundo (25.05.2006)

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