Publicado el 30 de Abril de 2019 – nº 198
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Entrevista a Natalia Millán por Billy Elliot, el musical
Obra: Billy Elliot, el musical
Esta obra plantea cómo la ilusión, el talento y el esfuerzo pueden convertir un futuro incierto en el más luminoso porvenir
No ser tan sólo uno de los rostros más bellos de nuestra cantera de intérpretes es algo que Natalia lleva demostrando toda la vida. Al margen de la popularidad ganada a pulso gracias a su trabajo en todos los medios escénicos, esta actriz, bailarina y cantante ha destacado en el género musical deslumbrando en taquillazos como “Chicago”, “Cabaret” o la televisiva “Un paso adelante”. Hoy, la madrileña lidera el ya consagrado como mayor éxito musical de la temporada, un inmenso “Billy Elliot” que rebosa de talento y emoción las tablas del Nuevo Alcalá noche tras noche.
¿Con qué se va a encontrar el público de “Billy Elliot”?
Los espectadores van a poder disfrutar de una experiencia total: el goce de ver a nuestros Billies, Michaels y todos los demás bailando y cantando al son de la partitura de Sir Elton John, el vaivén de emociones que se suceden en las escenas y, al final, un buen puñado de reflexiones sorprendentemente vigentes y necesarias a día de hoy. ¡¡Y muchas ganas de cantar y bailar como Billy a la salida del teatro!!
Por si hay alguien que desconozca este éxito… ¿qué historia plantea?
Las aventuras y desventuras de un joven bailarín durante la huelga minera de los años 80 en Easington, un pueblecito de Reino Unido. O cómo la ilusión, el talento y el esfuerzo pueden convertir un futuro incierto en el más luminoso porvenir.
¿Cómo describe a su personaje y cuál es su principal cometido en esta conmovedora trama?
Mrs. Wilkinson imparte clases de ballet a las niñas de Easington en el mismo centro cívico donde Billy practica boxeo. Un día coinciden allí por casualidad, la profesora intuye en él ciertas aptitudes para la danza y le anima a asistir a su clase. Naturalmente, esto provocará en la familia del chico –y luego en todo el pueblo– una conmoción que terminará con un estallido colectivo de generosidad, solidaridad y amistad.
Para usted, ¿cuál es el momentazo de la pieza, ese que sigue emocionándola cada vez que lo interpreta?
El encadenado final de despedidas. No hay día que no se nos salten las lágrimas. En el público también.
¿Nos cuenta alguna anécdota curiosa vivida en escena o entre bambalinas de esta función?
En una obra donde cada uno de los personajes infantiles es interpretado por entre 5 y 7 jovencísimos actores y actrices, ¡las anécdotas son constantes!, y cada día tenemos alguna maravillosa novedad. Además, como los niños tienen la manía de crecer sin parar, siempre tenemos incorporaciones de nuevos artistas, con sus respectivos ensayos. Así que la mejor anécdota es que “Billy Elliot” es el musical más ensayado de la historia del teatro español. Yo ya me he acondicionado el camerino cual apartamento, y estoy pensando empadronarme en Jorge Juan 62 (risas).
¿Con qué peculiaridades cuenta este musical para destacar sobre las demás propuestas actuales?
El altísimo nivel de compromiso, rigor, responsabilidad y, en definitiva, profesionalidad con que día a día estos niños nos sorprenden a los adultos del elenco, además de contagiarnos con su ilusión y su alegría juvenil. También al público, que siempre tiene la última palabra.
El género musical ha sido y sigue siendo uno de los grandes pilares de su trayectoria. ¿Dónde colocaría el mayor hito de este recorrido?
Sin duda, de las cosas más mágicas que me han sucedido fue interpretar a Velma Kelly en el ”Chicago” de Bob Fosse, porque fue precisamente después de ver su película “All that jazz” cuando decidí convertirme en actriz de teatro musical.
Una loca fantasía que le encantaría vivir como actriz:
(Risas) ¡La realidad ha superado varias veces mis fantasías más desatadas! Por ejemplo, con lo que te contaba antes de Fosse. Y me ha regalado personajes que ni siquiera me atreví a soñar, como la Carmen Sotillo de “Cinco horas con Mario”. O como Mrs. Wilkinson ahora, así que dejemos a la ficción y sus designios obrar… (risas).
Fuente: revistateatros.es