Llega la Nochevieja a la Plaza de los Frutos

Después de haber despedido al Marqués de Balmán, Angélica y Víktor se rien de él y de su gota. El anticuario está muy contento del negocio y su mujer le recuerda que acaban de comprar treinta y siete piezas valiosas. El único problemas es que están llenas de polvo y ella sólo quiere ocuparse de la restauración, así que los dos se ponen de acuerdo y Angélica se encarga para buscar a alguien de confianza que haga el trabajo.

Manolita, al ver el cartel colgado en la tienda, propone hablarle del trabajo a Mila, una amiga suya, pero al final la mujer no presenta y ella decide candidarse como limpiadora, no solo de las piezas del Marqués, si no también de la tienda. Los anticuarios aceptan encantados.

Por otro lado Angélica le entrega el «El beso» de Klimt a Rubín, después de haberlo restaurado, y le hace notar a su amigo que no le gustó mucho que él se lo regalara a Roció. Mientras tanto, la mujer sigue quedando con el Marqués que no pierde ocasión para intentar ligar con ella.

Llega la Nochevieja: Julio y Rubín están invitados en casa de los anticuarios. En cuanto se acaba la cena, Angélica invita al joven dibujante a pasar la noche con ella en los bares de Madrid. A la mañana siguiente Julio aparece por el barrio sólo y no sabe dónde se metió Angélica. La última vez que la vio fue antes de irse con unos conocidos. Víktor está preocupado y un poco cabreado por la actitud de su mujer.

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