Un decorado sencillo, luz tenue y un velo de silencio e intimidad es todo cuanto necesita Natalia Millán para salir al escenario y transformarse en Carmen Sotillo, protagonista de ‘Cinco horas con Mario’. Un papel que asume con valentía, conocedora del reto que afronta al encarnar un personaje que, de la mano de Lola Herrera, ha marcado un antes y un después en el panorama escénico español.
¿Cómo llegó a sus manos este papel?
De la manera más sencilla, por teléfono. Recibí la llamada del productor, José Sámano y acepté sin dudarlo, porque si me dan un poco de tiempo para pensarlo tal vez no lo estaría representando ahora.
Siendo usted una actriz que se formó en el musical y que ha representando con éxito obras de la complejidad de Cabaret o Chicago, ¿decidió cambiar de registro para no encasillarse?
Ese es el temor de todos los actores, el encasillamiento en un personaje determinado, aunque lo cierto es que ese temor hay que echarlo fuera porque en la misma condición de actor va implícito el cambio constante de registro. Ser actor o actriz no es otra cosa que meterte en la piel de los personajes y sacarles todo el partido que se pueda, sea en un musical o en una obra de solo texto. A propósito de teatro musical, quiero decir que, al contrario de lo que mucha gente piensa que el musical es algo más ‘ligero’, nada más lejos de la realidad. En el musical se combinan dos facetas claves en el teatro: el aspecto interpretativo y el de la danza o el canto, con lo cual resulta doblemente complejo.
Hablando de complejidad, ¿el personaje de Carmen Sotillo, lo es?
Todos los personajes son complejos, pero en este caso diría que más que otros. Carmen Sotillo se enfrenta en la obra a muchas cosas, entre ellas a sí misma, a la vez que va desgranando vivencias, sentimientos, inquietudes… Y lo hace, en muchas ocasiones, con un tremendo sentido del humor, con la ironía fina propia de Delibes. Humor en el que mucha gente no repara porque no es la primera vez que oigo decir ¿cómo puede haber humor, en una situación en la que una mujer vela el cadáver de su marido?. Pues a pesar de todo, lo hay, y mucho. Es un personaje en apariencia simple, que a lo largo de la obra nos hace un retrato exacto de la sociedad en la que vive; un perfil de las dos Españas y sus mentalidades. Ese fue otro de los retos que asumí, el tratar de que este aspecto llegara al espectador y creo, por las reacciones que veo, que el público está satisfecho del trabajo que ve sobre el escenario.
¿Este personaje es un verdadero ‘caramelo’ para una actriz?
Lo es, y además dulce y agradable. Cuando decidí hacerlo, sentí vértigo, no por el papel en sí mismo, sino porque tenía que hacerlo compatible con otras cosas en las que ando metida y una obra como ésta requiere mucha concentración. Ya había visto la obra, representada por la gran Lola Herrera y me volvió loca su actuación. Luego al hablar con Josefina Molina, fui extrayendo matices del personaje hasta hacerme con él, y aquí andamos, sobre los escenarios, tratando de que el público se sienta a gusto.
¿Cómo ha recibido el público la obra, y a Natalia Millán?
La verdad es que estamos teniendo una gran acogida. La obra lo merece, porque es todo un clásico y una maravilla de texto. Además, mucha gente que ya la ha visto, vuelve al teatro para encontrarse con otra protagonista, distinta a la que lo ha llevado consigo más de veinte años, como fue Lola Herrera que, sin duda, es un fenómeno irrepetible en el teatro. Si el público sigue respondiendo como hasta ahora, espero que podamos mantener la obra durante mucho tiempo. ¡no creo que tanto como el caso de Lola!, pero sí el suficiente, porque a parte de todo, el personaje de Carmen Sotillo crea adicción y es difícil desprenderse de él, una vez que te has metido en su piel. De momento no tengo ganas de soltarlo; puede que de vez en cuando haga un paréntesis para seguir trabajando en otras cosas, series, películas y otras obras, pero con la intención de volver a retomar la ‘vida’ de esta gran mujer.
¿Nuevos retos, sea cual sea el género?
Nuevos retos y proyectos sí, pero con matices y nunca indiscriminadamente porque hay que elegir muy bien lo que haces porque si no lo tienes seguro y te equivocas es difícil poderte recuperar.
Al dejar en el camerino la piel de Carmen Sotillo, ¿qué hay más adelante?
Un nuevo día, otro registro, otros escenarios y muchas ganas de amar, aunque sea en ‘tiempos revueltos’…..
fuente: Voces de Cuenca