Al día después de la cena con Vallejo, Víktor piensa en nuevo destino para él y Angélica: Argentina. La mujer no está de acuerdo ya que teme que ahí puedan encontrar viejos conocidos del anticuario, refugiados nazi que se instalaron en el sur de América después de la guerra mundial. Víktor la asegura que no tiene que estar preocupada por eso y la pide que por favor vaya al consulado de Argentina a empezar los trámites para los visados. Su mujer aprovecha para hacer ironía y pregunta si tiene que pedir directamente por el cónsul. Víktor se siente humillado. Cuando la mujer se va, coge el teléfon y se cita con alguien a escondidas de ella.
El misterioso hombre es Félix Rivera, que aprovecha de la cita para devolverle las joyas que le dio Víktor en su primera entrevista. El actor ha intentado que algunos productores vieran a Angélica, pero ella ha rechazado todos los papeles por ser segundarios y muy pequeños. Así que Rivera no quiere seguir adelante con el trato ya que cree que no hay nada más que hacer al respeto. Víktor insiste para que no deje las joyas pero el hombre no acepta. Es entonces que el anticuario se sincera con el actor y le revela que está angustiado porque teme que Angélica esté sola cuando a él le pasará algo. Ahora que Félix le ha devuelto todas las joyas antes de quedárselas e inventar una excusa, sabe que puede confiar en él. Le pide disculpas por haberle amenazado con una pistola el otro día y exige que Féliz le prometa que sea el prtector y la guía de Angélica cuando él falte, y que la ayude a cumplir su sueño. Rivera siente que no puede asumir esa resonsabilidad tan grande, además conoce apenas a Angélica.
Mientras tanto Angélica se desahoga con Jesús que intenta convencerla de que Argentina es un país bonito y es imposible que se encuentren a conocidos en un sitio tan grande. Ella insiste con que Víktor sueña demasiado y aunque así se acercarían a Estados Unidos, nuncas les darían el visado para poderse ir ahí. Rubín le pide que haga un esfuerzo para su marido, que le comprenda. Él se iría ahora mismo a miles de kilómetros, lejos de Rocío.
Cuando Félix se despide de Víktor, Julio llega a la tienda y no precisamente para sellar la paz con el que fue durante un tiempo uno de sus mejores amigos, si no para enseñarle el retrato robot que ha podido hacer gracias al testigo ocular del caso del cadáver del arcón de Canfranc. Víktor se pone muy nervioso al ver que en la imagen aparece Angélica, pero Julio enseguida destruye el papel como demostración de la amistad que tuvieron los dos y para demostrarle al anticuario que es buena persona y no se quiere vengar de él.
Más tarde Angélica vuelve del consulado argentino sin buenas noticias: para obtener los visados, necesitan dinero que no tienen. En ese instante llega a la tienda un hombre que Angélica cree un cliente. En realidad es un médico que Víktor ha llamado para que le visite. Víktor está mal del corazón y su situación es ireversible, tendrá que guardar reposo y tomar unas pastillas. Sin embargo el anticuario no habla con su mujer de su enfermedad. Mientras, Víktor sigue con la venta del sello y consigue venderlo por un precio que no es el que realmente vale.
Seguidamente la pareja va al consulado argentino para el visado y a Víktor le parece injusto e inmoral que le pidan tanto dinero para poder irse a Buenos Aires pero Angélica intenta hacerle entender que es mejor irse con poco dinero que quedarse en España donde corren peligros. La mujer espera además que ahí se puedan olvidar de todos los problemas, sobre todo los que habido entre ellos últimamente. Víktor entonces le pide perdón por haber sido muy duro en algunas ocasiones, le da la gracias por cuidar de él desde cuando está en silla de ruedas y le dice que la quiere mucho. Su mujer no contesta, simplemente le coge la mano y se la aprieta fuerte.
A la mañana siguiente, durante el desayuno, Víktor parece estar obsesionado con el periódico. Como no hay noticias sobre el caso de Canfranc, piensa que la policía está a punto de resolverlo y no quiere dar pistas a los culpables. Otra noticia que le salta a la vista es la de un hombre muerto por caer desde un puente, que le recuerda al asesinato de Kámeny. Angélica entonces le quita el periódico, invitándole a probar uno de los suizos que ha ido personalmente a comprar, pero Víktor rechaza la oferta porque teme que pueden estar envenenados por el servicio secreto húngaro. Angie no le escucha y no duda ni un momento en probar el pastel e ironiza diciendo que si morirá quiere crisantemos frescos en su tumba todos los jueves. Sin contestar, Víktor coge un pastel después de haber visto que su mujer le ha tomado claramente el pelo.
Más tarde, Víktor pide a Marcelino que vaya a la farmacia a comprarle las pastillas que le recetó el médico diciendo que son para el cansacio. Y por supuesto le pide que no le cuente nada a Angélica para que su mujer no se preocupe como está perfectamente. En realidad su salud va empeorando cada día más y tiene miede a que no va a poder enfrentarse a las tantas horas de avión que les separan de Buenos Aires.
Mientras intentan planear un poco el viaje, Félix Rivera llega a la tienda para hablar con Víktor y Angélica. Los hombres disimulan y hacen como si no se conocieran así que Angie los presenta. Félix viene a traer buenas noticias: tiene una nueva oferta para su amiga. El papel parece haber estado escrito para Angélica: la amante secreta del protagonista, la mujer a la que realmente ama y una pintora de éxito. Lo único es que Angie debería incorporarse inmediatamente al rodaje en Roma ya que éste ya ha empezado. La actriz que antes tenía ese papel ha tenido un accidente de tráfico y los productores quieren tener una respuesta muy pronto así que Angie tiene que decidir ya. Angélica entonces rechaza enseguida, ya que están planeando con Víktor el viaje a Buenos Aires, pero él interviene y le dice que no puede dejarse escapar una oportunidad tan importante.
Luego Rubín va a ver a Víktor para pasar un rato juntos antes de que los Ambrús se vayan a Argentina. Los dos charlan un rato, hablan de sus respetivos amores y por supuesto del viaje los anticuarios y de la película de Angélica que se rodará en Roma. De repente, a Jesús, que se estaba fumando un cigarillo, le entra un ataque de tos que se hace siempre más fuerte. Víktor se alerta, intenta ayudarle y pedir ayuda pero su amigo se le muere en los brazos.
Angélica viene con su amigo Félix de firmar el contrato en Cifesa y está encantada por el trato que va a recibir una vez que se instale en Roma, aunque se siente un poco culpable por dejar sólo a su marido tanto tiempo. Es la primera vez que van a estar separados tantos días. Cuando vuelve a la tienda se encuentra el caváver de Jesús cubierto por una sábana y piensa en seguida que es de Víktor. Armenteros, disimulando, va hasta la tienda a darle el pésame a la pareja por la pérdida de su mejor amigo.
Cuando finalmente se quedan sólos, Angélica le confiesa a su marido que cuando ha visto el cadáver al entrar en la tienda pensaba que era él y en ese mismo instante se quería morir porque se ha dado cuenta de que sin él, no es nada. Además está pensando anular el contrato después de este golpe tan duro, pero Víktor quiere que su mujer realice su sueño y la incita a irse unos días fuera para desconectar.