La actriz madrileña protagoniza en el Teatro Lope de Vega «Cinco horas con Mario», dando una nueva vuelta de tuerca a su carrera
Natalia Millán (Madrid, 1969) es una de las actrices más interesantes del panorama actual de la interpretación española. Desde muy joven destacó tanto en el terreno del cine como en la televisión, pero sobre todo es en el mundo del teatro en donde ha logrado desarrollar una carrera muy fructífera con títulos como «La gran sultana», «El mercader de Venecia», «Chicago» o ahora «Cinco horas con Mario», que está presentando en el Teatro Lope de Vega.
Esta artista se siente muy privilegiada por estar atravesando un momento tan dulce después del éxito cosechado en proyectos tan distintos como la serie de televisión «El internado», el musical «Chicago» o ahora este monólogo basado en la novela de Miguel Delibes: «no tengo derecho a quejarme porque las cosas están yendo muy bien y veo que el esfuerzo da sus frutos», confiesa.
Ahora se enfrenta en las tablas con el personaje de Carmen Sotillo, un papel que representó magistralmente Lola Herrera durante cinco lustros. Sobre el papel que desempeña en esta obra tan especial, comenta que «cuando te enfrentas a un personaje lo haces de un modo distinto que si te lo encontraras en la calle». Además añade que «no podemos juzgar, sino comprender y tolerar a un personaje que implica sus riesgos y que es fácil llegar a caricaturizarlo».
A pesar de lo camaleónica que está resultando su carrera profesional durante los últimos años, no tiene esta actriz el deseo de pensar en otro desafío inmediato. Reconoce que «es una suerte poder cambiar de registro, pero ahora mismo quiero aprender mucho de mi personaje de Carmen Sotillo y voy a intentar construirlo día a día, sin pensar en el futuro porque lo que hago ahora es un fenómeno irrepetible».
En cuanto al hecho de que un nuevo tipo de público se enfrente ahora al texto ya clásico de Miguel Delibes, Natalia Millán pone como ejemplo a su hija, que a sus 16 años tiene esta novela como lectura obligatoria dentro de la E.S.O., «aunque por supuesto nunca es lo mismo leer este texto que verlo representado sobre un escenario».
Éxito de «El internado»
Uno de los fenómenos más importantes de la televisión en los últimos años ha sido la serie «El internado», que ha acabado esta semana y en donde esta actriz ha participado en los últimos tres años como directora del centro. «Es una serie que tiene mucho mérito porque se ha atrevido con un tema nuevo y no han repetido los moldes de otras series, eso fue muy valiente y al final ha cosechado un gran éxito pues a menudo se subestima al público y éste demanda productos de calidad». En ese sentido, reconoce que los actores de la serie tenían que firmar en sus contratos una cláusula de confidencialidad para no revelar nada sobre su contenido: «Los guiones han sido tan secretos que nosotros no sabíamos más cosas que el propio espectador».
En la formación de Natalia Millán siempre habrá un espacio muy destacado para Adolfo Marsillach. De hecho colaboró con él desde 1983 cuando actuó en el musical «Mata-Hari», que éste había escrito. Luego colaboró con él en la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Según confiesa esta actriz sobre Marsillach, «siempre he admirado el rigor y la profesionalidad en el trabajo, así que el máximo esfuerzo produce unos buenos resultados». Por eso piensa que en el oficio de actor hay una mezcla del talento que se apoya en el esfuerzo.
Sin método de actuación
Respecto a si ella tiene algún método de actuación, dice que «algunos actores son más físicos y otros más emocionales, cada uno tiene su camino, pero yo no tengo ningún método pues me tiro a la piscina e intento comprender al personaje».
Confiesa también que le gusta desconectar del trabajo, aunque reconoce que el papel de Carmen Sotillo «me está abduciendo ya que me desvelo por las noches por sus palabras».
En cuanto a la conciliación de su vida familiar con la laboral, admite que no es fácil llevarla a cabo, pero «siempre doy prioridad a mi familia, por eso he llegado a rechazar proyectos que me exigían desplazarme demasiado». Confiesa también que hacer televisión es más compatible con la vida familiar pues se respetan los fines de semana y los festivos, «eso sí, las jornadas de rodaje son muy duras porque te llevas todo el día».
En todo caso, Natalia Millán está deseosa de que el público sevillano disfrute el humor que encierra este texto de Delibes pues «tengo grandes recuerdos del Lope de Vega cuando interpreté “La gran sultana” y “El mercader de Venecia”».
fuente: abcdesevilla.es
El articulo muy interesante y la foto… ¡FANTASTICA!
Es verdad. me gusta mucho lo del "yo no tengo ningún método pues me tiro a la piscina e intento comprender al personaje"! Además, siempre lo hace genial 🙂
"Natalia Millán pone como ejemplo a su hija, que a sus 16 años tiene esta novela como lectura obligatoria dentro de la E.S.O."
Todos hemos pasado por lo mismo ^__^