Por temporada limitada, la Gran Vía de Madrid retrocede en el tiempo hasta los famosos años 20. Unos años en los que todo, o casi todo, estaba prohibido. Pasión, asesinados, ambición, baile y mucho jazz son los ingredientes que componen este libreto.
Con 40.000 entradas vendidas en su primera semana y habiendo agotado las localidades en su primer fin de semana, “Chicago” se ha convertido en el musical más deseado de la Gran Vía madrileña.
Sus más de 17 millones de espectadores en todo el mundo son la mejor garantía se este montaje que ha aterrizado, por temporada limitada en el Teatro Coliseum de Madrid. Después de 13 años triunfando en Nueva York y 12 en el West End londinense, “Chicago” arrasa ahora en España.
Ambientada en el medio de la extravagante decadencia de los años 20. “Chicago” cuenta la historia de Roxie Hart, ama de casa y bailarina de un club nocturno, que asesina con malicia a su amante cuando él amenaza con abandonarla. Desesperada por evitar la condena, Roxie engaña al público, a los medios de comunicación y a su compañera de celda y rivál, Velma Kelly, y contrata el abogado más habilidoso de la ciudad de Chicago, Billy Flynn. Este famoso abogado convertirá su premeditado crimen en una cortina de humo de titulares sensacionalistas del estilo de los que se pueden leer hoy en las revistas y periódicos de escándalos.
La Gran Vía madrileña luce con un brillo especial desde el pasado 13 de noviembre. El teatro Coliseum ha recuperado el glamour de sus mejores años y se va englanando para el estreno de “Chicago”, el clásico musical de Broadway. Más de 11.000 lentejuelas y 200 metros de leds rojos dibujan una espectacular marquesina presidida por la figura escultural de Natalia Millán. Sus espectaculares piernas, de cinco metros, se han convertido en la sensación de la Gran Vía madrileña.
Un excepcional elenco, clave de éxito de «Chicago, el musical»
Grandes nombres de cine y de televisión han interpretado alguno de sus personajes más emblematicos.
Manuel Bandera, Marcela Paoli y Natalia Millán protagonizan la producción española de este musical.
Natalia Millán da vida a Velma Kelly, una cantante de cabaret quea acaba entre rejas tras matar a su marido. “Para mi es como si cerrara un ciclo. Me dedico al mundo del espectaculo en parte por culpa de Bob Fosse”, afirma la guapa actriz.
Después de ver, por primera vez, la película de Bob Fosse “All that jazz”, Natalia sale del cine con la certeza de haber descubierto su vocación. Algunos años después, inicia su trayectoria artística dentro del Teatro Musical (“My fair lady”, “Mata Hari”, “Jesucristo Superstar”, “La reina del Nilo”). Posteriormente se integra en la Compañía Teatro de la Danza, entre otras.
Entre 1992 y 1994, forma parte de la compañía Nacional de Teatro Clasico, dirigida por el maestro Adolfo Marsillach. En los años siguientes, descubre otros medios como la televisión y el cine que alterna con su trabajo teatral. Y es que, cada vez que pisa un nuevo escenario, siente que vuelve a casa.
«Todo en Velma Kelly es un reto»
Madrid, 03 de Diciembre de 2009 – de Quique Comyn
Natalia, ¿qué supone para ti formar parte de el musical “Chicago”?
Un sueño adolescente convertido en un fruto maduro, un círculo magico que se cierra dando sentido a muchas cosas…
¿Cuál es tu mejor reto a la hora de interpretar el papel de Velma Kelly?
Todo en Velma Kelly es un reto: una asesina con vestido de lentejuelas y elegancia de clown…ecos de grandes interpretes – Chita Rivera, Ute Lemper, Catherine Z. Jones… y el mítico “All that jazz”… Es como recoger el guante blanco de Fosse en cada nota y en cada paso.
¿Es fácil llevarse bien con el personaje de una asesina?
En eso consiste el juego del actor: en explorar sin pudor, sin prejuicios ni culpas, tus pensamientos más íntimos para llegar a los secretos mejor guardados de tu personaje. Y descubrir en ese camino – que es de ida vuelta – lo parecidos que sois siendo distintos.
¿Qué diferencia a este musical de otros?
Es una obra que se adelantó a su tiempo, valiente, mordaz, sincera, divertida, cruel. No es amable, no tiene colorines. Es oscura, pero brillante. Y sensual. Terriblemente divertida. Puro Bob Fosse.
¿Crees que más de allá de un increíble espectáculo, este musical puede llegar a ser un ejercicio para la mente del espectador?
Absolutamente. Un escenario tan poco vestido como los cuerpos que alberga, monocromía en negro, una iluminación austera y precisa, movimientos exactos, contenidos… Una economía de artificios que contenga la atención del espectador allí donde late cada escena.
Trabajas indistintamente en todos los ámbitos: cine, televisión y teatro. ¿Cuáles crees que son las grandes diferencias entre unos y otros?
El trabajo del actor es – o debería ser- el mismo, si bien el gesto se administra de forma distinta en cada medio. Lo que pasa es que en el escenario el actor se convierte en el dueño de su historia de principio a fin y en ese orden. Y el espectador la comparte en el mismo instante, sin intermediarios. Este milagro sólo es posible durante una representación teatral.
Un musical requiere danza, canto e interpretación por parte de los intérpretes. ¿Hay que renunciar a muchas cosas para un trabajo tan exigente?
Todas las cosas importantes de la vida exigen dedicación, esfuerzo, renuncia… y devuelven grandes satisfacciones. Un aplauso cálido y sincero es un premio. Es un abrazo gigante.
Repites con Manuel Bandera después del gran éxito que obtuvisteis en “Cabaret”. ¿Qué os aportáis mutuamente a la hora de trabajar?
Por Manuel siento cariño, respeto, admiración. Compartir escenario con él es muy cómodo, es como saltar con red: confías, sabes que nada malo puede pasarte. Es un buen compañero de verdad. ¡Espero que él opino lo mismo de mí…!
fuente: Stage Enterteinment España