Angélica se queda todas las noches sóla porque su marido se queda en la tienda trabajando y por eso exige explicaciones. Víktor, con tal de no contar su secreto, le echa la culpa a su mujer diciendo que no quiere molestarla cuando traiga a Félix a casa para acostarse con él. Angie, indignada, le dice una vez más que él es el único hombre al quien quiere. La conversación acaba mal y Víktor deja entender a su mujer que ya no la quiere, aunque en realidad es lo contrario. Sólo está tratando de esconderle su enfermedad.
Más tarde Félix va a ver a Víktor para decirle que Angie le ha comentado que entre ellos las coas no va bien y que Angélica está muy dolida. Rivera se empeña en ayudarles para volver a ser la pareja de antes. Mientras hablan, Vallejo acude a la tienda y pide al anticuario que le acompañe a comisaría porque el baúl del caso de Canfranc es precisamente el que tenían los Ambrus en su tienda hace tiempo. El inspector lo sabe muy bien porque se estropeó el abrigo en ese arcón y le pide a Víktor que busque el recibo de la venta. Víktor primero hace como que no se acuerda a quien le vendió el artículo y luego decide «ayudar» al policía. Luego Vallejo llama también a Angélica para preguntarle sobre el arcón y la mujer también se hace la disimulada, sobre todo cuando el inspector les habla de la principal sospechosa: una mujer que fue a facturar el baúl.
Angélica y Víktor están desesperados y entre otras cosas piensan falsificar la factura del baúl. El anticuario sabe que Vallejo sospecha de algo pero no conoce la identidad de Rubik ni el móvil y el tiempo que tardará en encontrar esas respuestas estará a su favor. La pareja tiene todavía una oportunidad y Angélica quiere aprovechar de ella intentando seducir a Vallejo que lleva meses detrás de ella. Así que va a la comisaría a denunciar el falso robo de su documentación para que Vallejo la atienda, pero el hombre parece estar muy ocupado y la deja enseguida. De hecho se da cuenta de que era todo un montaje y que la mujer en realidad iba a por él.
Mientras tanto Víktor escribe una carta en la que admite ser el único culpable del asesinato de Rubik, pero sobre todo la escibe para defender a Angélica y decir que ella no tiene nada que ver con el crímen. Más tarde ésta vuelve a la tienda y le cuenta a su marido que el inspector ha estado completamente indiferente ante su presencia. La mujer empieza a tener mucho miedo, está segura de que Vallejo lo sabe todo y que irá pronto a detenerlos, pero Víktor le asegura que ella no irá a la cárcel.